Puentes Porfirianos Ecatzingo, una experiencia histórica

Escrito por el 13 de julio de 2022

En el suroriente del Estado de México se ubica el municipio de Ecatzingo, una de las puertas a la entidad mexiquense. Allí, con bosques llenos de fauna, flora y bóvedas centenarias, el parque ecoturístico Tlanamacoyan recibe a sus visitantes.

Este ecoparque es parte del proyecto “Puentes Porfirianos Ecatzingo”, una propuesta joven que busca proteger las enormes bóvedas con más de 100 años de antigüedad construidas entre el bosque.

Como parte de las actividades para dar a conocer las construcciones y naturaleza que las resguarda, hay recorridos dentro del parque, donde el profesor José Luis Reyes, miembro fundador del proyecto, acompañado del ingeniero agrónomo Ángel Vergara; el artesano Florencio Pérez y Doña Marthita, cocinera del lugar, brindan una experiencia majestuosa, llena de historia, naturaleza y gastronomía.

Para el profesor José Luis Reyes, este parque posee relevancia  debido a su ubicación geográfica. Tlanamacoyan que significa “tienda” en náhuatl, era un espacio de confluencia para los estados de México, Puebla y Morelos.

A veces nos dicen que Ecatzingo es el último estado de la entidad, nosotros decimos lo contrario, somos la entrada al Estado de México”, afirma el profesor.

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En los primeros meses de este año, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)  nombró estos puentes como monumentos históricos. Ecatzingo resguarda seis bóvedas del ferrocarril San Rafael – Atlixco, de las cuales, dos están en Tlanamacoyan. De aquí parte el nombre del proyecto “Puentes Porfirianos”, que además de rescatar la historia de esta comunidad, tiene como objetivo proteger los bosques de Ecatzingo, promoviendo un turismo responsable.

La construcción del ferrocarril San Rafael y Atlixco fue autorizada en 1888, con el propósito de unir diferentes empresas de Iñígo Noriega Lasso. Esta vía privada recorría la Ciudad de México, Xico, Chalco, Miraflores, Tlalmanalco, San Rafael, Amecameca, San Juan Tehuixtitlán, Atlautla, Ecatzingo, Papaxco y Atlixco, este último perteneciente a Puebla.

De acuerdo al profesor José Luis Reyes, los puentes se construyeron para que el ferrocarril pudiera librar las caídas de agua en la zona.

Entre los parajes que brinda el ecoparque, podemos observar dos bóvedas, ambas construcciones elaboradas de piedra volcánica y cal.

Para la creación de estos puentes, las piedras fueron trabajadas y colocadas manualmente.

Durante la obra había tres tipos de trabajadores: los dedicados a esculpir las piedras, quienes las cargaban, y los que pegaban el material dándole forma a la bóveda con un arco de medio punto”, relata Reyes.

De acuerdo al mentor, las piedras se unieron con cal y cuñas para dar soporte a la construcción

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Además de los puentes, el sendero permite que los visitantes conozcan el bosque, observando las plantas y frutos silvestres de la región; así como, un cultivo de maíz, mismo que utilizan para los alimentos que ofrece el parque.

De acuerdo al ingeniero Ángel Vergara, Ecatzingo era uno de los productores de  “la triada mesoamericana” -maíz, frijol y calabaza-, sin embargo, debido a los altos costos de la siembra, los pobladores han ido abandonando la agricultura. En Tlanamacoyan, está la certeza que la siembra es fundamental para esas tierras, de ahí, la siembra de maíz en uno de los parajes que se resisten al avance de la depredación y la siembra de aguacate.

Forjar su identidad como poblador, es lo que Ángel ha conseguido desde que se integró a “Puentes Porfirianos”. 

Soy originario de Ecatzingo, pero nunca reconocí las construcciones de los puentes hasta que me adentré al proyecto”, asegura.

Para el ingeniero, el ecoparque contribuye al rescate de la historia y la creación de nuevos proyectos, además de fortalecer la identidad del municipio. 

Este lugar nos permite impactar a los visitantes en modo ambiental y arquitectónico, conectamos con ellos para rescatar lo que tenemos”.

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A casi medio año de iniciar, «Puentes Porfirianos» ha decidido aprovechar el espacio natural que los cobija, agregando a su recorrido el avistamiento de luciérnagas. Para ello, las y los integrantes han acudido a cursos y talleres sobre el turismo ecológico.

Tenemos una gran labor y responsabilidad, estos cursos nos han permitido conocer estrategias para cuidar y respetar la fauna, flora y monumentos de Ecatzingo, mientras los difundimos», señala José Luis Reyes.

De acuerdo al profesor,  antes del recorrido, los visitantes toman una plática introductoria en la que conocen la especie bioluminiscente, además de los cuidados del bosque y otras recomendaciones.

En Tlanamacoyan, el avistamiento de luciérnagas se realiza los meses de julio y agosto, logrando que los asistentes tengan una experiencia completa durante su visita.

Para conocer las actividades de este parque ecoturístico y disfrutar de los recorridos, «Puentes Porfirianos» cuenta con página de Facebook e Instagram.

Cada recorrido es diferente, en todas las visitas tenemos una experiencia nueva«, añade el profesor.

Fotografías: Alfredo Valencia y Adair Lima.

Video: Adair Lima


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